En el funcionamiento interno del grupo, el aplauso era un reconocimiento al trabajo que realizábamos tanto en las mesas redondas como en ejercicios planteados. Decidimos realizar una serie de performances en el espacio urbano que consistían en aplaudir durante un tiempo indeterminado en un espacio concreto, donde cada une de les miembros de LASOCHO tenía la libertad de decidir cuándo terminar con la acción.

En esta sinergia entre la suma de los cuerpos aplaudiendo y le viandante, surgen preguntas en le otre como: ¿Por qué aplauden? o ¿Qué significa el aplauso? Incluso, a veces, le viandante no realiza ningún cuestionamiento y, simplemente, se une a la acción.

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En el momento de la acción, les seis ocupamos un espacio que sufre una perturbación debido a que el aplauso irrumpe y se expande por su totalidad. El contexto que rodea a estos núcleos posibilita que las reacciones y ambientes sean diferentes ante la incertidumbre de la espontaneidad de la acción, que se formalizan dependiendo de la zona, la edad, la hora o lo que estén haciendo les mismes viandantes. A veces nos preguntan desde la cercanía y con respeto, otras veces después de preguntar se unen a la acción, te miran con extrañamiento y no preguntan, se lo llevan a lo político, se ríen, cantan...