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1, 2, 3, 4...

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Elige otra vez.

Paradójicamente, el Comecocos cabalga entre una serie de pasos determinados por la estructura de juego por la que se sustenta y la indeterminación de saber sobre qué o cuál será el carácter de tu próxima acción. Seis jugadores, un tiempo limitado, y una tarea que abordar. La simpleza del ejercicio y de su forma no resta a la potencia y a las posibilidades expansivas que éste tiene.

El ejercicio que supone la utilización de el Comecocos intenta plantear un mecanismo alternativo a los procesos de escritura, pensamiento y reflexión más habituales. Pensar entre seis, como colectivo,  requiere una estructura bastante bien diseñada para poder avanzar en términos teóricos puesto que, para empezar a articular un lenguaje, primero tiene que estar articulada la línea de pensamiento que se quiere expresar. Y esta línea, entrecruzada con otras, necesita de un proceso previo de mediación para quedar definida. Sin embargo, ante la premura de empezar a posar sobre el papel las ideas trabajadas, se requiere un artilugio que solvente el mismo proceso de mediación. Y lo que se debe resolver para trazar sobre papel, se hace a través del mismo papel como material.

La poética que se encuentra en estos objetos remite precisamente a sus propios nombres. Lo que te devora la cabeza, lo que te rompe el coco, lo que atraviesa tu pensar desde la frente hasta la nuca.

El Comecocos es un objeto responsable indirecto de que se inicie un proceso de reflexión sobre lo experimentado. Responsable, puesto que, a través de la performatividad del juego, nos obliga a colocarnos en una posición en la que hemos de reflejar una fenomenología artística de manera eficaz accionando las pautas de las que nos ha provisto. E indirecto, ya que elegimos el sino de lo que va a ser nuestra tarea y nosotres mismes construimos el juego.

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Remitimos a la retroalimentación entre orden y caos que danzan entre sí enmarcados bajo el contexto del azar y lo lúdico.

En un primer momento, el Comecocos se confeccionó como reflexión sobre cómo se construía nuestra casa y qué significaba pensar en la idea de habitar desde el lenguaje y la palabra. Con el paso del tiempo, ha evolucionado hasta llegar a ser una metodología esencial en nuestra práctica y, desde ahí, se ha convertido en pieza.

Su carácter lúdico y su simplicidad nos llevan, sin embargo, a la complejidad del azar que nos ha acompañado en nuestro recorrido. Un juego fullero que nos permite avanzar, de manera equitativa, en el proceso artístico como punto de equilibrio entre el orden y el caos.

El funcionamiento es fácil: uno, dos, tres, elige. Te toca, y el Comecocos decide si habitas la Matriz sole o acompañade, si compartes la Pieza Puzzle, si haces una instalación con las piezas o si te sumerges en un fructífero intercambio verbal en una nueva Mesa Redonda –entre otras posibles opciones–.

Este método ha ido ganando peso hasta llegar a ser, finalmente, la propia estructura de nuestro trabajo. Una herramienta que nos permite dotar a éste de un funcionamiento rayuelístico en el que se conectan, de manera aleatoria, los diferentes puntos en los que se sustenta el proyecto de manera caótica y ordenada simultáneamente.

La metodología del Comecocos - 2021 https://youtu.be/O9vrEqjEOGo

El Comecocos / 2021

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